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Archivo fotográfico Fundación Siembra |
Autora: Nolcy Elena Armenta M.
Poeta Escritora
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Un Reconocimiento al Encuentro
de Poesía Para Amarte en Sogamoso 2014
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El amor es el
lenguaje de la verdad, quién se es, cómo se debe ser, y por qué se debe
ser. Posibilitando una personalidad
propia y testificando una memoria sensitiva cultural sin igual, que combate filosófica,
psicológica y lógicamente los conflictos internos en toda su extensión, las
debilidades materiales y los diversos infortunios del sino en el discurrir de
los siglos.
La
guerra una osadía altanera y vanidosa que pretende confundirse cada vez más
entre los fieles para lograr adeptos sin importar la hipocresía y los buenos o
nobles sentimientos. La guerra, un
estallido inconfundible en los brazos del amor, atenuador de amaneceres sin
importar quién, alucinante de fraudes intelectuales y soluciones robustas, a
corto plazo sin alma ni presagios.
En
síntesis, el amor vive atrapado entre la insurgencia, el odio, el dolor la
envidia y la ignorancia, cumpliendo misiones rehabilitadoras e ilusiones,
recogiendo y reconstruyendo los pedacitos de bondades, convirtiéndose así en el
optimista que se opone a consumir los residuos destructores del tiempo.
Pese
a esta ardua misión del amor, muchos seres humanos se manifiestan paralíticos,
conformes con el desastre de vida y alma que existe sobre la faz de la tierra,
pareciera que sus mundos fuesen más fuertes e importantes y que el deber los
llamara a velar por sus intereses placenteros, desconociendo a su vez las
telarañas que se esconden en su propio espacio interior; una pelea que carcome
incesante las energías, los nutrientes y hasta los dones.
La
humanidad es tan ciega que prefiere arrullar en su vientre a los desdenes por
no aceptar al amor como identidad digna y forjador de retos, evitando hacer el
ridículo ante la sociedad castradora y
señalante.
Sería
bueno dejar que la sutileza y la libertad de los sueños se tomaran nuestros
caminos rutinarios para que se fije la existente riqueza de antivalores y nos
enseñe a perpetuar en una historia de vida honesta, sabia, constructiva, y en
una sola voz, la del aliento, se alimente en forma consagrada las armas
fluorescentes del amor.
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