martes, 10 de junio de 2014

EL AMOR ENTRE LA GUERRA


Archivo fotográfico Fundación Siembra




Autora: Nolcy Elena Armenta M.
Poeta Escritora



Un Reconocimiento al Encuentro 
de Poesía Para Amarte en Sogamoso 2014

El amor es el lenguaje de la verdad, quién se es, cómo se debe ser, y por qué se debe ser.  Posibilitando una personalidad propia y testificando una memoria sensitiva cultural sin igual, que combate filosófica, psicológica y lógicamente los conflictos internos en toda su extensión, las debilidades materiales y los diversos infortunios del sino en el discurrir de los siglos.
La guerra una osadía altanera y vanidosa que pretende confundirse cada vez más entre los fieles para lograr adeptos sin importar la hipocresía y los buenos o nobles sentimientos.  La guerra, un estallido inconfundible en los brazos del amor, atenuador de amaneceres sin importar quién, alucinante de fraudes intelectuales y soluciones robustas, a corto plazo sin alma ni presagios.

En síntesis, el amor vive atrapado entre la insurgencia, el odio, el dolor la envidia y la ignorancia, cumpliendo misiones rehabilitadoras e ilusiones, recogiendo y reconstruyendo los pedacitos de bondades, convirtiéndose así en el optimista que se opone a consumir los residuos destructores del tiempo.
Pese a esta ardua misión del amor, muchos seres humanos se manifiestan paralíticos, conformes con el desastre de vida y alma que existe sobre la faz de la tierra, pareciera que sus mundos fuesen más fuertes e importantes y que el deber los llamara a velar por sus intereses placenteros, desconociendo a su vez las telarañas que se esconden en su propio espacio interior; una pelea que carcome incesante las energías, los nutrientes y hasta los dones.
La humanidad es tan ciega que prefiere arrullar en su vientre a los desdenes por no aceptar al amor como identidad digna y forjador de retos, evitando hacer el ridículo ante la sociedad  castradora y señalante.
Sería bueno dejar que la sutileza y la libertad de los sueños se tomaran nuestros caminos rutinarios para que se fije la existente riqueza de antivalores y nos enseñe a perpetuar en una historia de vida honesta, sabia, constructiva, y en una sola voz, la del aliento, se alimente en forma consagrada las armas fluorescentes del amor.

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